Después de un trabajo de tres años, la investigadora valdiviana Paola Lagos Labbé da a conocer una serie de análisis y reflexiones en torno a los recursos narrativos y visuales del destacado artista, cineasta y fotógrafo brasileño- Israelí David Perlov.
Paola Lagos Labbé, Alumni Periodismo UACh, publicó en Barcelona (España) un texto sobre la historia de David Perlov, cineasta israelí desaparecido en diciembre de 2003 que revolucionó la práctica documental, al introducir una dimensión subjetiva y poética.
El libro tiene como título “David Perlov. La imagen bisagra como pensamiento cinematográfico intersticial”, publicado a través de la editorial Shangrila, que se dedica exclusivamente a ensayos sobre cine de autor y tiene un modelo de gestión bajo la figura de una asociación cultural sin fines de lucro.
La periodista vive hace nueve años en Barcelona cuando se fue a estudiar un doctorado en Comunicación Audiovisual en la Universitat Autònoma de Barcelona, que le permitió volver después del año 2000 cuando cursó un máster en Teoría y Práctica del Documental Creativo. Actualmente se dedica a realizar clases de postgrado -principalmente- en España, junto con generar publicaciones académicas y participar de ponencias en congresos internacionales de cine no ficción-contemporáneo.
¿Qué significa para ti la publicación de este libro?
La publicación ha sido una satisfacción enorme, no sólo porque fueron muchos años los que dediqué al estudio de esta obra que me apasiona —los diarios cinematográficos del cineasta, fotógrafo y artista visual brasileño-israelí, David Perlov—, sino también porque supone recuperar y poner en valor un cine excepcional, situándolo en el espacio cardinal que amerita dentro de una historia del documental que lo ha desatendido inexplicablemente. Las diez horas de diarios canalizan su experiencia cotidiana a lo largo de 50 años de su vida y en ellos confluyen su intimidad afectiva y familiar, la problematización de su desarraigo y los principales conflictos bélicos en los que Israel participó durante la segunda mitad del siglo XX. El libro puede adquirirse en Santiago, en la Librería “Metales Pesados” o encargarse directamente en la web de la editorial (https://shangrilaediciones.com/).
¿A qué se debe tu gusto por el cine y el trabajo doctoral que has realizado en Barcelona?
El cine, como el arte de contar historias con imágenes y sonidos, me ha acompañado toda la vida. Si me remonto a mi niñez, allí está mi padre haciéndome contar cuentos e inventar historias mientras grababa mi voz en casetes de audio. O, proyectando diapositivas en ese ritual familiar de encontrarnos frente a imágenes amadas en una sala oscura, la del living de la casa, tal como en el cine. Además, pasé años de mi infancia dibujando la historia del cotidiano de una familia; llegué a tener cientos de dibujos en los que transcurría el tiempo: los hijos de la pareja crecían, iban al colegio, salían de vacaciones, se graduaban, el perrito fallecía. Como en una película. Después vino la fotografía; tuve mi primera cámara fotográfica a los 10 años y he tomado fotos desde que tengo memoria. Luego llega el cine a mi vida y nuevamente la Universidad Austral de Chile es parte de esa historia, con el Cine Club como refugio de tantos domingos de adolescencia y juventud; más tarde el Festival Internacional de Cine de Valdivia, con el que colaboré de distintas formas a lo largo de los años.
Ya en Periodismo comenzó a cautivarme el cine documental y escribí mi tesis de grado en la materia. La continuidad de esos intereses en mis estudios de máster y de doctorado fue simplemente la evolución natural de ese enamoramiento con el cine que tuvo su germen en esas experiencias vitales tempranas. Tal vez porque mi pasión por el cine nació en esas relaciones cotidianas entre vida y arte, es que mi interés se dirigió hacia expresiones “pequeñas” tales como diarios de vida, diarios de viaje, cartas, postales, retratos y autorretratos, cine doméstico y amateur, piezas filmadas generalmente en pequeños formatos, baratos, posibles, desde el Super 8 mm a los registros hechos con la cámara del celular. Son esas formas las que más me atraen y las que de hecho trabajé en mi tesis doctoral.
¿A qué te dedicas hoy en día?
Vivo y trabajo en Barcelona, donde me dedico esencialmente a la investigación y a la enseñanza universitaria. Acabo de terminar un contrato como investigadora postdoctoral que, además de colaborar junto a destacados académicos del mundo del cine, me permitió explorar en torno a los intereses que me entusiasman y que actualmente dicen relación con la dimensión sonora y oral del documental de ensayo: las voces, acentos, dicciones, cantos, entonaciones, risas, llantos; en fin, todo aquello que brota como sonido de nuestras bocas y que puede ser un riquísimo material cinematográfico a nivel expresivo y estético, para representar la realidad. Estoy enseñando esas y otras rarezas en masters y doctorados de algunas universidades catalanas y —como vivimos en un mundo interconectado— también a distancia en programas de otros países a los que me han invitado a participar.